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“Era magia”: la sentida despedida de Álex Aguinaga a Maradona y el recuerdo de una cascarita que no llegó en Aguascalientes

Este 25 de noviembre una estrella se apagó. El barrio de San Andrés, en Buenos Aires, fue el escenario del último acto de Diego Armando Maradona. Se recuperaba de una operación reciente de un hematoma subdural y sufrió una descompensación que ya no superó. A los 60 años de edad, el ídolo se convirtió en leyenda.

La noticia lleno de un gran dolor al fútbol, y al mundo entero en general. Y la tristeza ha embargado con especial afán a quienes tuvieron el privilegio de conocer y tratar al que ha sido el mejor futbolista de todos los tiempos.

Por ejemplo, el exfutbolista ecuatoriano Álex Aguinaga (52). Él se midió algunas veces en la cancha contra el ‘Pelusa’. También, fuera del césped, lo conoció y convivió con él. En una charla telefónica con Infobae, el habilidoso volante habló de su relación con el astro argentino.

“Con Diego jugamos algunas veces, en contra. Él defendiendo a la selección argentina. Sí tuve la suerte de conocerlo, de conversar algunas veces con él. Teníamos buena relación, no te puedo decir que éramos amigos, pero sí siempre que nos encontrábamos hablábamos muy bien y a mí siempre me pareció un tipo de mucha calidad, no solamente en la cancha sino fuera por lo que conversábamos”, señaló el también analista deportivo.

Fue casi siempre en ediciones de la Copa América que Aguinaga coincidía en el campo con Maradona. Entonces conoció en primera fila el estilo de juego del Diego.

“Increíble, espectacular… el tipo era fantástico. Describirlo con una sola palabra sería imposible. Era formidable lo que hacía con el balón cuando pasaba por sus pies… tenía magia, era un mago”, recuerda el ecuatoriano. “Dentro y fuera era un líder. Diego imponía, cuando estaba en la cancha era difícil de marcar. Se quejaba mucho con los árbitros pero nunca se quejaba con los rivales, no era de los que reclamaba al rival porque le pegaran, reclamaba mucho a los árbitros porque sí le pegaban muchísimo, pero él se levantaba y seguía muy fuerte, mentalmente muy fuerte”.

Otras características que Álex destaca también en Diego Armando son la fuerza y el liderazgo que transmitía: “Era de los tipos que se encaraba cuando tenía el balón y fuera de la cancha también era de los que manejaba los grupos, de los que siempre alentaba a sus compañeros, los empujaba y obviamente era de los que imponía, dentro de la selección argentina, las reglas de comportamiento”.

“Yo me acuerdo cuando en el ’89 me tocó el primer partido contra él, en la Copa América de Brasil, pues Argentina venía de ser campeón del mundo en ’86 y algunos de esos jugadores todavía estaban… y cada que tocaba la pelota el Diego siempre era peligro, siempre buscaba hacia delante al mejor ubicado y era complicado… Terminamos empatando 0-0… Pero cada que Diego tenía la pelota filtraba el balón, hacía pases de gol; siempre dejaba a sus compañeros casi de cara al portero. Entonces para nosotros era complicado marcarlo, pero siempre fue de los mejores del mundo”.

Ese es uno de los recuerdos que Aguinaga tiene de Maradona dentro del campo. Pero también resalta que fue una dicha conocerlo afuera donde, describe, era un tipo sencillo que trataba bien a todo jugador, fuera compañero o rival. “Siempre nos trató, al menos a mí en lo personal, con mucho respeto y con mucho cariño”.

Al igual que Maradona, la carrera de Álex Aguinaga ha estado marcada por grandes momentos ocurridos en México. Para el ecuatoriano fue en Aguascalientes, con los rayos del Necaxa. A ese equipo llegó en 1989 y casi enseguida se volvió un ídolo. De ahí que se ganara el apodo ‘dios del Rayo’. Durante 15 años jugó en esa formación. Y precisamente, uno de los momentos que recuerda con el astro argentino está ubicado en tierras hidrocálidas.

“En el 2008 vino para México, estaba haciendo una gira, y estuvo en Aguascalientes. Yo no sabía, yo había salido del Necaxa, estaba en otros proyectos y tenía una comida en un hotel ahí en Aguascalientes y de repente cuando salgo al estacionamiento veo una camioneta del Necaxa y me acerque a saludar, pensé que era alguno de los choferes… Y de repente baja el Diego con Alejandro Bocardo (expresidente del Necaxa) y me dice que había ido a jugar, que habían hecho una cascarita. Y me dice Diego: ‘¿por qué no fuiste a jugar?’, y le digo: ‘no me invitaron, no sabía siquiera que estabas acá’, ‘ah qué malos son’ dice ‘la verdad me hubiera gustado jugar con vos, no tenía con quien hacer una pared’ y se empieza a reír”, relata Aguinaga en un tono más que animado, “los recuerdos que tengo con el Diego son muy gratos siempre”.

La cercanía que Aguinaga tiene con México, le hace pensar que Diego Armando tenía un afecto especial por el país azteca, sobretodo, por haber ganado ahí la Copa del Mundo lo que, señala, hizo que una parte de su corazón se quedara en tierras mexicanas.

“Este golpe es durísimo para todos, durísimo de asimilar, porque además se magnifica porque es un tipo que lo conoce todo el mundo y las muestras de cariño van a estar ahí, pero también el dolor aumenta por esta misma razón”, concluye el exfutbolista.

infobae.com