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El Inter deja al Barça pendiente de un milagro en la Champions League

O el Barcelona ganaba, a ser posible por más de un gol, o la Champions podía empezar a ser un triste recuerdo en el mes de octubre. El equipo así lo había captado y durante muchos minutos tuvo al alcance una victoria brillante. La buscó,  la tuvo cerca y se avanzó, pero el segundo tiempo volvió a sobrarle, como ya había ocurrido ante el Celta. En cuanto al Inter, que en el primer tiempo había mandado un balón al palo, le entraron las ocasiones la luz se apagó. Dembélé había puesto la esperanza con el 1-0, pero sendos goles de Barella y Lautaro dejaron al Barca contra las cuerdas antes del carrusel final, con dos goles Lewandowski que permiten seguir soñando pese a que Gosens también había marcado a un Barça a ratos brillante pero muy poco fiable. 

Bien enfocado desde el principio, el Barcelona mostró sus mejores virtudes en un muy bien primer tiempo: presión alta, manejo del balón, extremos incisivos y entradas de los interiores. En contrapartida, también mostró alguna de sus debilidades, que sin embargo corrigió a base de esa intensidad que había reclamado Xavi. El problema es que en cuanto el Inter apretó y marcó, el edificio se vino abajo con facilidad.

Rápidamente se vio que la necesidad estaba del lado del Barcelona. El conjunto barcelonista tuvo la iniciativa y el interista lo esperó. Sin renunciar  a unas transiciones peligrosas, eso sí. Hacía falta superioridad en el centro del campo, pero el Barcelona salió con un aparente 4-3-3 que en realidad era un 3-4-3, ya que Sergi Roberto no jugaba de lateral, sino de centrocampista, al lado de Busquets. Y fue fundamental en el desarrollo del partido, porque desde esa posición se proyectó para asistir en el 1-0.

Onana ganaba un promedio de un minuto cada vez que el balón salía a fuera de puerta, sin que el árbitro polaco, Szymon Marciniak, dijese ni mu. Y sucedió a menudo, porque el conjunto barcelonista probó repetidamente el chut desde lejos: de Raphinha, de Dembélé, de Marcos Alonso… en un chut de Sergi Roberto, a Onana se le escapó el balón y en la pelea chocó con un Lewandowski víctima de un marcaje estrecho, rozando la falta permanentemente. El Inter, sin embargo, salía con peligro en las contras.

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Bastaba una pérdida entre líneas, y las hubo de Sergi Roberto, de Pedri y de Gavi, para que el conjunto italiano montase transiciones peligrosas con Dumfries, Barella o por la izquierda Dimarco. Mkhitarian sacó sobre la línea un cabezazo de Lewandowski tras un córner, pero Lautaro advirtió primero en una contra superando a Piqué, Djeko remató al larguero tras un saque de falta y erró en el intento de remate posterior y Ter Stegen, después, ganó un mano a mano muy peligroso con Dumfries. Providencial una vez más.

La mejor ocasión del Barcelona la había tenido Raphinha, al rematar de volea un centro de Lewandowski desde la izquierda. El remate, bastante claro, salió fuera, no fue limpio por parte del brasileño, que se quitó la espina casi a continuación.

El extremo barcelonista peleó un balón con Dimarco, ganó la línea de fondo y la dio a Sergi Roberto, por el pasillo interior, que asistió a Dembélé para que Ousmane marcase con rabia.

Triste despertar

Incomprensiblemente, un error de Piqué al inicio del segundo tiempo dio vida al Inter. Una falta lateral acabó en poder de Barella, habilitado por Piqué, que no se dio cuenta de que le había ganado la espalda. Barella no perdonó. En un plisplás, el escenario prometedor se había transformado en peligroso, pese a que el camp Nou seguía siendo un clamor.

Repitió por dos veces casi seguidas Ter Stegen salvando ante Chalanoglu. El Inter intuía que podía mandar, pero entre la energía defensiva de Gavi, impagable, y la pausa y visión de Pedri el Barcelona se mantenía cerca del partido. Hasta que llegó el segundo mazazo.

Otra pérdida, esta vez de Busquets, propició una transición rápida cerca del área de Ter Stegen, con definición de Lautaro, con el balón impactando en los dos postes antes de entrar en la portería.

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Muy exigido el Barcelona, empezó a atacar con más corazón que cabeza, impulsado por la necesidad en la media de hora final  a la desesperada. Marcó Lewandowski en fuera de juego y, acto seguido, una transición de Frenkie de Jong generó una gran ocasión.  Un centro de Balde lo recogió el delantero polaco para marcar. Y, en un final de locura, volvió a marcar el Inter y otra vez Lewandowski para mantener la agonía en la Champions. Muy poca consistencia para sacar rendimiento de las buenas fases de juego. Prácticamente eliminados.

Mundo Deportivo