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Confirmado: River jugará la Libertadores en Independiente

La luz roja no siempre implica un no: a veces, ilumina a un sí. Se vuelve, paradójicamente, luz verde, incluso cuando nadie así lo contemplaba. River, con su estadio en reformas, pasó en 24 horas de verse imposibilitado de jugar sus partidos de Copa Libertadores en la cancha de Independiente a lograr su cometido. Entre el no y el sí hubo una enorme insistencia desde Núñez para satisfacer a Marcelo Gallardo, un guiño desde Viamonte, un informe redactado a contrarreloj desde Avellaneda y una postura muchísimo más amigable desde Asunción

La Conmebol modificó su postura inicial, una que el martes asomaba inflexible: que durante la pandemia no iban a realizarse ningún tipo de inspecciones para habilitar estadios. Ni siquiera de manera remota a través de trámites burocráticos. Sin embargo, la determinación de River pesó: hubo un guiño político desde la AFA que propició el envío de un análisis técnico detallando las modificaciones que se realizaron en el Libertadores de América. Una presentación que fue elaborada en conjunto entre el club de Avellaneda y la firma Arquiled (la proveedora del servicio de iluminación) y que, tras ser analizada en Asunción, alcanzó para lograr la excepción

El dossier incluyó documentaciones técnicas -mediciones, certificados- que demostraron que la cancha está al día con los requerimientos de la Confederación Sudamericana puesto que luego de las obras realizadas -e inauguradas- durante la cuarentena mejoraron el sistema lumínico LED inteligente de Independiente. Uno que actualmente supera los 1.300 lux, el índice exigido en Sudamérica recién para 2022; parte de la estrategia de la institución para posicionarse como candidata a albergar alguna final continental.

El informe que envió Independiente modificó el escenario inicial de River: era el argumento que la dirigencia necesitaba para avanzar con su plan de jugar en la Libertadores en el ídem. La Conmebol le dio curso a la presentación dada la imposibilidad de que el Grupo Arenas -habitual veedor de la CSF- realizara las inspecciones correspondientes debido al contexto de pandemia. Aunque las voces desde Paraguay inicialmente se habían pronunciado taxativamente en contra de una excepción, la postura se flexibilizaría y permitiría que Gallardo consiguiera jugar en la cancha que más le apetece.

Entre clubes, por supuesto, hubo acuerdo previo entre River e Independiente para la cesión de las instalaciones. Incluso trascendió que los costos del alquiler se podrían deducir de la deuda que desde Avellaneda mantienen por el pase de Alexander Barboza (falta pagar la última cuota de u$s 750.000).

River siempre estuvo firme. No descartó a Independiente ni cuando Conmebol le advirtió que debía circunscribir su decisión a seis opciones que ya gozaban con el OK de Asunción. Los escenarios posibles eran Racing (opción incompatible por superposición de partidos de Libertadores), Argentinos (las dimensiones del terreno, un punto en contra), Defensa (ofrecida, aparecía como última opción) y el Único de La Plata, además del Mario Kempes de Córdoba y hasta el Malvinas Argentinas de Mendoza. Sin embargo, la logística para trasladarse a otra provincia iba a ser más engorrosa puesto que se debía requerir además un permiso gubernamental. Boca, la eventual séptima variante, nunca se contempló, mientras que se había desestimado Vélez.

Con un campo de juego en óptimas condiciones -se está realizando el cambio estacionario de semillas de césped- y una ubicación accesible, entonces Independiente está a horas de lograr que se lo habiliten para la máxima competencia internacional. Y que allí sea local River. Conmebol dio luz verde, ¡encendé las luces, rojo!

infobae.com